miércoles, 28 de noviembre de 2012

...y la tarde terminó!

Hay tardes con niños que empiezan mal, otras que se presentan entretenidas, con buen royo. Esas son las que me gustan. Preparas un entretenimiento para los hijos y ellos encantados.
Como este "fin de" celebramos a los abuelos sus Bodas de Oro (ya se las celebramos a los otros en septiembre) nos enfrascamos en el álbum que les estamos preparando. Es éste un álbum de dibujos, no lleva fotos, y cada niños tiene que hacer su aportación.


Empecé con los tres más pequeños (4 y 3 años y 22 meses). Los dos minis juntos, un montón de hojas de papel charol, tijeras, pegamento en barra y una cartulina para hacer un "colage".

 
Es una idea genial si te armas de paciencia por las tijeras que van detrás de todo aunque no sea papel y por el pegamento que termina en cualquier sitio. Se desarrollan muchas habilidades; destreza con las tijeras, aprendemos los colores, vamos descubriendo la estética en las cosas, precisión al poner en papel charol donde puse primero pegamento... y aprovechamos para cortar un mechón de pelo al que tengo más cerca o recortar parte de la agenda del colegio de otro hermano.
Pero como dice el refrán "no hay mal que cien años dure... ni cuerpo que lo resista" y en mi caso fue al revés, "lo bueno y breve dos veces bueno".
Y la maravillosa tarde de placer familiar se transformó en tormenta.
Haciendo la cena se me cayó todo por el suelo (mis manos ya no son lo que eran), la menda se ríe de su torpeza , recojo y repito.

Mientras, la mínima de los 10 se presenta en la cocina con un boli en la mano y la cara "tintada". Otras risas y foto al canto para dejar constancia de tan estupendo maquillaje. (No era tinta de boli, sólo betún de zapatos).

Y cuando has terminado de recoger el baño, la misma mínima criatura decide retirar la mesa de la cena, ya preparada y no degustada, y deja caer una botella de agua que al contacto con el suelo se quiebra en unos cuanto trozos de diversos tamaños con el consiguiente derrame del liquido que contenía. 
En este punto la menda ya no tiene ganas de reír, sólo le sale un grito que acongoja a la nenita y la lleva hacia la pared. ¡Qué lastima me da la pobre! Suavizo el tono, achucho a la niña y le mando a otro lado para recoger.

Ya no puedo más,
los niños sin cenar y son las 10


2 comentarios:

mistrucosparaeducar dijo...

Te entiendo. Hay dias en los que en vez de avanzar, retrocedes.
Supongo que al final te habrás desmayado en el sofá!
Ánimo y buenas noches!!

Mamás Todoterreno dijo...

Menos mal que no era tinta china ni rotulador permanente!! Me encanta la foto.